Friday, June 12, 2009
Mi primera vez
Recuerdo muy bien mi primera vez
Tenía 15 años, y mis padres aún me daban propinas ocasionalmente, pero mi mayor fortuna era los vueltos que no devolvia. Esa era el origen de mi fortuna. Sencillo.
Llegué a juntar una cantida X de soles, en billetes y en pequeñas moneditas de 1 sol y 50 centimos y uno que otro par de 10 centimos. Lo que había calculado que me costaría ese momento de placer. No tenía en mi mente más que otro objetivo.
La haría mia. La poseería y la llevaría a donde quisiera, la ilusión adolescente que siempre estaría conmigo, sobre todo en nuestras noches cómplices, en momentos de soledad donde nadie pudiera vernos.
La noche previa, ensayaba como lo haría, sudaba, me temblaban las manos, las que serían los principales actores al día sgte. No tenía idea de que diría, como empezaría, ni siquiera como acercarme y pedírselo. Debería ser amable, fingir inocencia? no, eso podría delatar mis intenciones. Debería ser honesto y revelarle mis deseos? No, nica, me manda por un tubo !!! Debería aparentar ser mayor? vestirme como adulto recien iniciado, osea de 18? Naaa, haría el ridículo, más parecería chibolo agrandado. Debería decirle la verdad y todo lo que pensaba y sentia al respecto? Naaaa.. a ella que le importaría eso. Y si me dice que no? que me vaya a limpiar los mocos? Que angustia!!! Pero luego pensé, y si también para ella fuera su primera vez?
Al anochecer, antes de acostarme, planificaba que ropa ponerme, si usar o no perfume, ya saben, el humor de un niño es fácilmente reconocible, quizá prender un cigarro, encenderlo y pasar el humo a mi alrededor, pero eso no tenía el más mínimo sentido. Nadie fumaba en mi casa y no estaba dispuesto a invertir parte de mi fortuna que había acumuado expresamente para ese momento de placer, en comprar un cigarro.
Soñé con el momento, me visualizaba teniéndola, esa noche no pude dormir fácilmente, pensaba en ella, en sentir su olor, la textura de su interior, deslumbrándome con lo que estuviera dispuesta a enseñarme.
Llegó el día. No recuerdo haber cerrado los ojos, me maldije porque ahora ella notaría que pasé mala noche lo cual no apoyaba mi estrategia. Pero ya no había marcha atrás, estaba decidido a pedírselo. Había decidido mi movimiento final. Simplemente iba ir directo donde ella, sereno, calmado pero seguro, la miraría a los ojos y sin dar tantas vueltas, se lo diría.
Llegó la noche. Salí de mi casa, crucé la pista, esquivé los carros, mi vista no se apartaba del sendero ni de mi objetivo. Hasta que la vi. Ahi estaba ella, como si nada pasara, respondiendo a las preguntas de todo aquel que preguntara. Me acerqué, pero unos pasos antes cambié de dirección, el miedo me invadía y la posibilidad de su negativa empezó a ser más que una probabilidad en mi cabeza.
Al demonio!!! Hasta que lo hice, y grande fue mi sorpresa cuando ella me miró, se me detuvo el corazón, me lanzó una mirada, una mirada tierna, cómplice, casi diría de orgullo y burla. Señorita, cuanto esa esa revista? - señalando a una Hustler. Quince soles. Ok me la llevó, saque el dinero de mi bolsillo de mi casaca de colegio azul con una raya blanca (que horrible era ese uniforme) todo mojado por el sudor. Hasta ese momento mi animo era imperturbable, mas serio y conchudo no pude haber estado, pero por dentro parecia que mi solitaria estuviera bailando mambo, unos retortijones de panza que parecia que me cagaba ahi mismo.
Ella me extendió el paquete y me lo puso en una bolsa negra, gesto que agradecí. Fui raudamente a mi casa, de ahi a mi cuarto, me encerré y me puse a contemplar mi primera revista porno. Una edición especial recuerdo, de aniversario de Hustler
Luego de eso compré dos más y el resto fue intercambio con mis compañeros de colegio, asi que en secundaria acabé proveyendo a casi todo mi salón de esa revista.
Contento, mi ego y mi hombría habían salido invictos y fortalecidos al cumplir esa hazaña, claro que toda mi hombría se fue al carajo cuando apenas acabando colegio mi madre descubrió mis revistas debajo de mi almohada, me dio una requintada y una clase de moral religiosa que hasta ahora recuerdo.
Recuerdo con nostalgia esa primera revista, que de nueva y brillante acabó vieja, raspada y amarillenta (ustedes entenderán, sobre todo los hombres) Cumplí mi ritual de hombre (o parte de el). Claro que cuando llegó el momento de estar a solas con una mujer de poco me sirvieron las clases de anatomía aprendidas de una revista. De hecho solo me sirvió para decirle a la chica cuando se tapaba toda y temblaba nerviosa: tranquila, no es mi primera vez, se que hacer - en serio? y si no te gusta lo que ves? - tonterías, he visto muchas.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comment:
tio muy buena! me he recontra rematado de risa...jajajaja....uno mas pes...
Post a Comment